Señor, purifica nuestra alma
- cruzyrayosdegracia
- 2 feb
- 2 Min. de lectura
¿Te imaginas ver algún día a Dios cara a cara?
Es impresionante pensar que el ser humano tiene la capacidad de tener alguna relación con lo divino. El cristianismo nos enseña que Dios se manifestó a la humanidad, revelándose a sí mismo en plena libertad, por medio de su Hijo, Jesucristo. Dios ha tomado la iniciativa de acercarse a nosotros e invitarnos a seguirlo al lugar donde Él vive.

Cada vez que experimentamos esta cercanía con lo espiritual, en realidad es el movimiento que Dios causa en nosotros, y no al revés. Por ejemplo, cuando me acerco a Dios en oración, a menudo pienso que lo que pido se cumplirá o que Dios cambiará de parecer solo por mis palabras o por mi cercanía. Existe una tendencia en algunos a pensar que somos nosotros quienes llamamos la atención de Dios para que nos escuche.
Sin embargo, es Dios quien toma la iniciativa de llamarnos, moviendo en nuestro interior el deseo de acercarnos a Él y tener un diálogo entre corazones. Es Él quien llama nuestra atención y nos invita a permanecer en Él, para que nuestras voluntades cooperen hacia un mismo propósito.
Hago hincapié en esta relación de Dios con nosotros porque ver a Dios cara a cara algún día parece imposible si creemos que, por nuestra propia cuenta, podremos llegar a experimentar tal acontecimiento. Es Dios quien nos capacita y nos forma para lograr algún día verlo. Él usa nuestras limitaciones para moldearnos y prepararnos para la visión eterna de Su gloria.
Nuestro Señor, al asumir nuestra naturaleza humana, nos permitió ver a Dios, utilizando nuestras propias limitaciones como una pedagogía que forma nuestro ser para que algún día podamos contemplarlo tal como es. Por eso, cada vez que contemplo a Cristo crucificado, la imagen más profunda de las limitaciones y vulnerabilidades humanas, veo a un Dios que, al revestirse de nuestra humanidad, nos prepara para ser revestidos con las vestiduras de la gracia que nos llevarán a ver a Dios cara a cara.
La cruz es el camino hacia este acontecimiento, pues la pedagogía de la cruz es la forma más excelente que nos prepara para la gloria. Como nos recuerda la oración colecta durante la solemnidad de la Presentación del Señor: “Así como tu Hijo unigénito, revestido de nuestra humanidad, ha sido presentado hoy en el templo, nos concedas, de igual modo, a nosotros la gracia de ser presentados delante de ti con el alma limpia.”
Que esta gracia nos permita dejar que nuestras almas sean limpiadas por las palabras y acciones de Dios en nuestras vidas. Que Dios nos conduzca a vivir una vida auténtica, libre de toda atadura, para que, algún día, podamos verlo por toda la eternidad.


Comentarios